La cadena de pizza rápida sufre dos frentes en contra: sus propios problema financieros y los estragos económicos por la crisis del coronavirus. La solvencia crediticia de Telepizza está muy comprometida desde que su capital de riesgo se convirtió en un botín a repartirse como porciones de pizza entre fondos oportunistas.
«El secreto está en la masa» repetía el slogan que popularizó al compañía varias décadas atrás. Sin embargo, a la luz de los riesgos económicos que sufre Telepizza, el secreto siempre está en los números y en la situación financiera.
En unos pocos meses, los bonos de Telepizza pasaron de ser especulativos y con alto riesgo crediticio a ser activos de baja calidad y muy alto riesgo crediticio. Así, quedaron a escasos pasos de la posición más desfavorable que implica grandes dificultades para devolver dinero y/o asumir intereses. El objetivo original de esos bonos era renovar la deuda que vencía en 2021 y obtener dividendos para sus accionistas; pero en 2019 dejó de cotizar en bolsa.
La Covid-19 obligó a las empresas a rever su situación financiera en un contexto de ingresos en caída. Las estrategias habituales son renegociar deudas o suprimir dividendos: Telepizza no ha podido realizar ninguna de las dos.
La cadena de pizza rápida registró pérdidas de 17 millones de euros frente a beneficios de 6,6 millones en igual periodo del pasado año. Por ello, la compañía estima que cerrará el ejercicio con el indicador financiero en unos 20 millones de euros, tres veces menos que en 2019.
Pérdidas millonarias. Balances deficitarios. Problemas de liquidez. Imposibilidad de sostener alianzas. Ese es el panorama que vive Telepizza al momento. Y su esperanza de sobrevida, irónicamente, son una vez más los bonistas que deben dar el visto bueno a nuevos procesos de endeudamiento.
Periodismo y redacción creativa. Estudié Cs. de la Comunicación en la Universidad de Buenos Aires.