España es una clara potencia en el sector alimentario de la Unión Europea. La calidad de nuestros productos no pasa desapercibida por un gran número de empresas a lo largo y ancho del continente, siendo esta una oportunidad económica de primer nivel en lo que a exportación se refiere para muchas empresas españolas. Eso sí, cumplir con los estandartes de calidad en seguridad alimentaria se refiere es clave y más tras la crisis sanitaria del COVID-19
Aprovechar las oportunidades económicas que la Unión Europea presenta debe ser una prioridad para las empresas españolas cara a mejorar sus cifras de negocio tras el COVID-19. El mercado común europeo y la casi ausencia de barreras en lo que a comercio se refiere, ha abierto a muchas empresas españolas las puertas a interesantes opciones y relaciones comerciales cara a aumentar sus datos de facturación y contrarrestar así el menor crecimiento del consumo local, sobre todo en sectores concretos sin quitarle el ojo a temas tan importantes como la seguridad alimentaria.
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Si hay uno que destaca sobremanera en cuanto a la buena percepción por nuestros vecinos europeos ese es el alimentario. La calidad de nuestros productos cárnicos o de nuestras frutas y verduras, por citar algunos ejemplos, es bien recibida por una gran cantidad de empresas en la UE que prefieren establecer este tipo de relaciones comerciales con empresas españolas antes que optar por otros países con dudosas políticas en este sentido.
Sus clientes valoran, y mucho, que la marca España aparezca en el etiquetado que estos productos requieren. La seguridad alimentaria de la industria española es, sin duda, una de las más exigentes del mundo.
Máxima seguridad alimentaria tras la crisis del coronavirus
Sin embargo, la seguridad alimentaria no solo es un deber ético y sanitario que deben cumplir a rajatabla todas las empresas españolas que quieran sumarse a las ventajas de la exportación en el marco europeo. Si no que además es una obligación impuesta por las autoridades de la UE y que deben cumplir sin ningún tipo de excepción.
Disponer de un servicio de consultoría en seguridad alimentaria es clave. La implantación y certificación de los sistemas de seguridad alimentaria son indispensables para optar a trabajar con los grandes de la cadena de distribución, como grandes superficies, así como con las marcas líderes en el mercado. Aspecto además que cobra ahora más importancia que nunca tras la crisis sanitaria derivada del COVID-19.
En el mercado global actual son muchos los factores que hay que tener en cuenta para mantener el cumplimiento de esos requisitos en seguridad alimentaria.
- Prevenir la entrada y la propagación de enfermedades animales y vegetales en la UE.
- Impedir que las enfermedades de los animales se transmitan al hombre. Actualmente hay más de doscientas enfermedades de este tipo que pueden transmitirse a través de la cadena alimentaria.
- Garantizar que se mantengan en toda la UE unas normas comunes para proteger al consumidor y prevenir la competencia desleal.
- Proteger el bienestar de los animales.
- Garantizar a los consumidores una información clara e inequívoca del contenido y el origen de los alimentos.
- Contribuir a la seguridad alimentaria mundial y dar a la población acceso suficiente a alimentos seguros y de calidad. Según las previsiones, para 2030 habrá que alimentar a 8 000 millones de personas con una mayor demanda de dietas ricas en carne. Para atender esta necesidad, la producción alimentaria mundial deberá crecer como mínimo un 40 %, y el 80 % de ese incremento deberá proceder de una agricultura más intensiva.
La industria agroalimentaria es el segundo sector económico de la UE. Emplea a 48 millones de personas y representa para la economía europea unos 750 000 millones de euros anuales.
Una industria con controles severos dónde, por ejemplo, no pueden anunciarse propiedades saludables de los alimentos sin que se hayan demostrado científicamente y lo haya autorizado la Comisión Europea.
La política de erradicación de enfermedades de los animales de la UE ha contribuido a reducir el número anual de casos de EEB (encefalopatía espongiforme bovina) de 2.124 a 18 en los últimos diez años. Además, como resultado de la introducción de programas de control de la salmonella en aves de corral, el número de casos de Salmonella Enteritidis humana bajó un 60 % entre 2007 y 2011.
¿Cuál es el futuro de esta industria tras el COVID-19? La seguridad alimentaria será vital para evitar la propagación de virus y enfermedades.
Periodista con 10 años de experiencia en información empresarial, económica, financiera y de negocios. Apasionado por la actualidad y en búsqueda de buenas historias que contar. De todo esto y algo más hablo en www.elnegocio.es
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