La crisis por la Covid-19 ha profundizado la precariedad laboral y la brecha de género. En estos meses, se han resaltado y acelerado los problemas que ya existían en la economía del país. Los más afectados por el impacto del coronavirus son los jóvenes, las mujeres y los trabajadores con bajas cualificaciones: justamente aquellos quienes cuentan con menor nivel de riqueza y, por lo tanto, mayor vulnerabilidad.
Precariedad joven y brecha de género
Los sectores afectados por la pandemia están empleando a un número considerable de trabajadores jóvenes con poca formación. Son sectores que luego requerirán reasignación de empleos o pasarán a ensanchar las listas del paro.
En paralelo, las más afectadas por la subida del paro son las mujeres. Mientras el paro masculino disminuye (aunque lentamente) cada mes, el paro femenino, en cambio, continúa aumentando. En junio, hubo 24.240 mujeres más en las listas del paro y 19.133 hombres menos, según los números del Ministerio de Trabajo.
Las mujeres, además, están en la primera línea de los trabajos más precarios que son, a su vez, los más perjudicados. Un informe elaborado por la ONG Acción contra el hambre enumera las peores condiciones a las que están expuestas las mujeres: salarios más bajos, vulnerabilidad a la pobreza extrema, mayor inseguridad alimentaria y menores posibilidades de acceder al mercado laboral. Como siempre, sobre las mujeres recaen las tareas de cuidado pero ahora esto implica mayor riesgo de exposición al virus. Limpieza de hospitales, empleadas en supermercados, auxiliares de enfermerías son algunas de las áreas lideradas por mujeres con baja remuneración.
¿Cómo enfrentar la crisis?
La RED GEM España ha relevado que tanto hombres como mujeres solicitan eliminar temporalmente la cuota de autónomos y de trabas burocráticas. Las mujeres, por su parte, requieren más ayudas para emprender.
Sucede que en líneas generales los emprendimientos en los que participan las mujeres son pequeños. Es decir: tienen menos margen y menos respaldo para hacer frente a las crisis; por lo tanto, menos chances de sobrevivir. Para reducir la desigualdad y favorecer la reactivación económica de las mujeres sería importante que se desarrollen medidas de apoyo específico contra la brecha de género.
Durante el confinamiento, los esquemas de teletrabajo han sido una fuerte opción para la continuidad del empleo femenino. Un análisis del Banco de España señala que la persistencia de este modo de trabajo cuando pase la crisis podría ayudar a conciliar la actividad laboral con las tareas domésticas. Siempre y cuando se salve también la brecha tecnológica. Algo que puede combinarse positivamente con el incipiente aumento de la participación de los hombres en los quehaceres hogareños que, de instalarse, podría conducir a un cambio de paradigma en las normas sociales.
Con la vista en el futuro, los jóvenes tienen a su favor cualidades que serán fundamentales en el mundo post-coronavirus. Flexibilidad para gestionar negocios y buscar nuevos clientes, buena predisposición para adaptarse y reformular formatos y compromiso con la economía circular y la sostenibilidad serán las claves para transdormarse en el mundo después de la pandemia.
Periodismo y redacción creativa. Estudié Cs. de la Comunicación en la Universidad de Buenos Aires.